Básicamente, en cuatro situaciones:
Los pacientes oncológicos ingresados añaden a los factores de riesgo ya comentados, los relacionados con la falta de movilidad (muchas veces están encamados) y los relacionados con el proceso que ha motivado el ingreso (cirugía, quimioterapia, etc.). Por eso, en ausencia de sangrado u otras complicaciones se recomienda el uso de profilaxis antitrombótica, siendo de elección las heparinas de bajo peso molecular, la heparina no fraccionada y el fondaparinux. Por facilidad en su administración y seguridad se prefieren las heparinas de bajo peso molecular. Esta profilaxis durará todo el ingreso y puede prolongarse en función de las características del enfermo. Siempre será su médico quien decida si necesita tratamiento anticoagulante y durante cuánto tiempo.
La quimioterapia se intenta administrar sin tener que ingresar a los pacientes en un hospital. Esto presenta grandes ventajas y es más llevadero para los pacientes. Hay que recordar que el uso de quimioterapia puede incrementar en más de 6 veces el riesgo de padecer un evento tromboembólico venoso. Actualmente no se considera necesario realizar esta profilaxis de manera sistemática en todos los pacientes, sólo en aquellos que presentan más factores de riesgo de lo normal, como son: antecedentes de enfermedad tromboembólica venosa, terapia hormonal, inmovilización y tratamiento con inhibidores de la angiogénesis, talidomida o lenalidomida. Es muy importante señalar que no hay un consenso universal acerca de esta indicación y se debe individualizar al máximo cada paciente.
Los pacientes oncológicos pueden requerir intervenciones quirúrgicas muy complejas que aumentan el riesgo de desarrollar trombosis venosa o cualquiera de sus complicaciones. El riesgo depende del tipo de intervención (especialmente si son en el abdomen o la pelvis), la duración de la anestesia o la necesidad de inmovilización. Si además el paciente es obeso o existe enfermedad activa el riesgo es todavía mayor. En usencia de contraindicaciones (principalmente sangrado) se recomienda profilaxis farmacológica en los pacientes oncológicos sometidos a cirugía mayor. Dicha profilaxis comienza antes de la intervención y se mantiene como mínimo 7-10 días pero en ocasiones puede ser necesario hacerlo hasta cuatro semanas. Generalmente, se prefiere el uso de heparinas de bajo peso molecular.
Ante cualquier duda consulte con su médico